Mauricio Díaz Castro fue el último atleta chileno que ha llegado a una semifinal olímpica, cuando disputó esa instancia para la prueba de los 10.000 metros en los Juegos Olimpicos Sidney 2000. “Es emocionante, porque he sido el único atleta chileno en la historia que ha llegado hasta ahí. Es impresionante haberlo hecho en pista. Pero, por otra parte, me siento triste porque tenemos que trabajar en ese campo, para ver si podemos llegar ahí”, comentó el ex atleta en conversación con AS Chile.
El denominado ´keniata blanco´, en sus más de 20 años de carrera, logró ser campeón nacional y sudamericano de Cross Country en 1987 en la categoría juvenil y medalla de bronce en el Campeonato Iberoamericano en 2002, entre otros. Además, tiene el récord nacional en los 5.000 metros planos (13:23,68) que lo logró el 2001 en Bélgica. Con esto, se convirtió en el mejor corredor de 5.000 y 10.000 mil metros planos en la historia de Chile.
“Dentro de los atletas me admiran mucho. Te valoran lo que hiciste y como que se reflejan en eso. En mis tiempos, no había la tecnología ni la medicina deportiva que hay hoy, entonces llegar a hacer esas marcas es impresionante para ellos. Además, a mi nunca me ganó un alemán ni un ruso en un Mundial de Cross Country, son muy pocos los que pueden decir eso”, expresa Díaz.
– ¿Cómo nace su apodo el ´keniata blanco´?
– Por una carrera que era en Países Bajos, donde estaba la casa central de Nike. Allí ellos hacen una carrera todos los años de 10 km, participé y había ocho africanos… yo quedé tercero. Después me estaban entrevistando y se acercó el keniata que ganó y me dijo “eres como un keniata blanco”, y el periodista de al lado escribió y me puso así.
– ¿Cuál es la carrera que recuerda con más cariño?
– En la que rompí el récord de los 5.000 metros. Esa fue una noche impresionante. En la semana me dio alergia y no sabía cómo me iba a afectar, entonces salí a correr más reservado. Para los últimos 1.000 metros llegué con todas las fuerzas, como si no hubiera corrido. Además, ese año fue la primera vez que entrené en altura y me hizo tan bien eso que creo que tendría que haber corrido en menos de 13:23. Llegué como si nada, me sentía corriendo en las nubes.
– ¿Cómo financió su carrera? ¿Tuvo apoyo del Estado?
– Me invertía yo mismo, no tenía una financiación del gobierno chileno. Cuando estuve en Europa, que fueron 12 años aproximadamente, el gasto que hice de mi bolsillo para mantenerme a nivel mundial fue más o menos de un millón de dólares.
– ¿Fue muy complicado tomar la decisión de retirarse? ¿Cómo fue ese momento?
– No, porque sentí que era el momento. Ahí no había tanto seguimiento al dopaje, que siempre ha estado presente, entonces eso me desilusionó y por eso me retiré antes. Me cabreó un poco ese tema. Pero también quería descansar un poco, tenía un proyecto y otros objetivos personales.
– ¿Perdió alguna carrera por culpa de que otro atleta estaba dopado?
– En el Mundial de Edmonton, en Canadá, me pasó que quedé afuera por un puesto y el que pasó después dio positivo en la final. En ese año tenía la mejor marca del mundo y quedó segundo. Luego, lo sancionaron por cuatro años. Si le hubiesen tomado el análisis a él en mi semifinal, le habría dado positivo y yo habría pasado a la final. Mi sueño era ser finalista olímpico mundial en 5.000 metros. Me puse a llorar de la rabia, pero mi consciencia queda tranquila de que todas mis marcas las hice totalmente sano, con mi propio cuerpo y mi propio talento.
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