Starmix | Los factores cruciales de un clásico que definirá el 2024
Universidad de Chile volverá a la actividad competitiva este sábado, tras perder el liderato de la tabla de posiciones, a raíz del triunfo de Colo Colo ante La Calera (1-0). Hoy, los albos comandan el torneo a dos puntos de distancia y una victoria del cuadro azul, nuevamente, lo dejaría en la punta. Antes, debe superar a Universidad Católica, un desafío complejo por la naturaleza del clásico y también debido al antecedente de la primera rueda. Fue triunfo por 2-1 de los cruzados.
Tiago Nunes se había hecho cargo de la conducción de la UC y Gustavo Álvarez sumaba meses en la banca rival, de modo que ambos elencos ya exhibían el modelo de juego que conservan hasta hoy. Es más, y en vista de los entrenamientos previos, los detés repetirán los sistemas de juego empleados también por la fecha 13 del torneo, a fines del mes de mayo. Los esquemas 1-3-4-3 y 1-4-4-2 de la visita y del local, respectivamente, en el estadio Santa Laura.
Formas de juego
La UC desarrolla predominantemente un juego de transiciones, con ofensivas veloces y profundas y retrocesos o repliegues también rápidos, sacando partido de los momentos de organización para atacar y defender al rival de turno. Así se impuso en el clásico de la primera rueda: apenas registró un 39% de posesión de balón, pero sumó un remate más hacia o cerca de la portería de la U (10 vs 9).
En la U, los patrones centrales de juego también se encuentran claros. El propio DT Álvarez se encarga de repetirlos públicamente de manera constante: supremacía en el manejo del balón, accionar en campo contrario y superioridad también en la disputa por la generación de situaciones de ataque. Si no ocurre nada extraño (como una expulsión, por ejemplo), lo seguro es que estas conductas de juego se observarán en el Santa Laura.
Factores clave
En este contexto táctico, dos aspectos resultarán clave en el desarrollo del clásico. El primero tiene que ver con la solidez de la U para controlar las transiciones ofensivas de la UC, que justamente constituyen su mejor recurso de ataque. Nunes presentaría un mediocampo con César Pinares, Agustín Farías, Fernando Zuchi y Cristián Cuevas, buscando conectar con la dupla de ataque que integrarían Gonzalo Tapia y Fernando Zampedri.
El punto fuerte de los cruzados son los ataque rápidos. Si los volantes -con Pinares en las habilitaciones largas- logran conectar con Tapia, quien exhibe movilidad constante y ataca los espacios libres, generarían un volumen ofensivo importante. El trío de centrales que ocuparía Álvarez (Fabricio Formiliano, Franco Calderón y Matías Zaldivia) y la línea de volantes (Fabián Hormazábal, Charles Aránguiz, Marcelo Díaz y Marcelo Morales) tendrá un papel crucial si consigue frenar los avances rivales en la fase de inicio de estos.
El segundo aspecto relevante estaría vinculado con la capacidad de la U para trasladar al número de llegadas al arco la hegemonía que se espera en el control de balón. También, con la facultad de la UC para no entregar espacios, agruparse correctamente y conservar el orden durante la fase de defensa organizada. Se espera que, por largos pasajes, el desarrollo se establecerá en el sector local, lo que será funcional a sus transiciones ofensivas, pero no deberá conceder acciones de gol.
Los azules, por su parte, no contarán con zonas libres ni tiempo para maniobrar en ofensiva. Entonces, la movilidad de los tres atacantes (Maximiliano Guerrero, Cristian Palacios y Leandro Fernández), deambulando entre los espacios laterales e intermedios de ataque, puede redituar la función arriba de la visita. La otra clave será la incidencia de los carrileros (Hormazábal y Morales): llegan a la línea de meta convertidos en punteros ocasionales, se centralizan si el paso hacia el fondo está cerrado y sus habilitaciones a los atacantes revisten riesgo para el rival.